The biblical texts today address the theme of God’s election to those entrusted with a mission. This election, or God’s call to prophets and disciples, was resisted by many at first, but was ultimately embraced with a deep sense of commitment, as the Twelve demonstrate in today’s Gospel and Saint Paul in the Second Reading. In the First Reading, Amos maintains that he is only a shepherd, but ultimately agrees to follow the Lord’s request to preach a prophetic message to Israel. In Saint Mark’s Gospel, Jesus calls the Twelve and sends them with specific instructions to preach, teach, and to heal those whom they encounter on their journey. In a beautiful hymn that appears in a Letter to the Ephesians, Saint Paul praises God, who has chosen all of his children to experience the redemption brought about by Christ’s sacrifice on the cross, and to live in his love. Ask yourselves this week what it means for us to be chosen by God. An obvious answer may lead us to answer from the context of a vocation to the priesthood, religious life, or the commitment of the laity. However, the question is open enough to include the call of all the baptized to preach the good news with the strength of the Holy Spirit. It is important to include this broader vision in today’s liturgical celebration, and during the following week, it may serve as a source of dialogue for smaller groups in the community.
XV Domingo Ordinario
Hoy surge de las Sagradas Escrituras el tema de la “elección” a la misión, resistida al principio por algunos profetas, pero abrazada por san Pablo y por los apóstoles, a quienes Jesús les confío su misión. A pesar de ser pastor y cultivador de higos, Amós respondió a la llamada de Dios, quien lo hizo profeta del pueblo de Israel. Al igual que otros profetas que, al recibir la misma llamada, resistieron darle una respuesta clara, Amós se resistió al principio, pero, con el tiempo y ante la necesidad, accedió a la misión que Dios le confiaba. Siglos después, Jesús eligió a doce apóstoles y los envió a predicar y a sanar, para que no quedara duda alguna de la presencia de Dios en el mismo pueblo. De la misma manera, san Pablo, en la segunda lectura, abraza el ministerio que nace de su corazón renovado por el encuentro con el Señor Resucitado. En el hermoso himno de la Carta a los Efesios, Pablo exalta al Dios que ha elegido a sus hijos para que experimentaran la redención por medio de Jesucristo y lograsen vivir en el amor. ¿Qué significa la elección para nosotros? El tema, a primera vista, parece señalar la vocación al sacerdocio, al diaconado permanente, o al laicado comprometido; y, de hecho, se pudiera canalizar con claridad hacia la vocación de líderes. No obstante, el tema abarca la vocación amplia de todos los bautizados que han sido elegidos y llamados a vivir la Buena Nueva de Jesús con la fuerza del Espíritu Santo. Conviene, por lo tanto, que en la celebración litúrgica se incluya este tema con amplitud, aunque, durante la semana, se utilice por grupos comunitarios para dialogar con más tiempo sobre la vocación al liderazgo en la Iglesia.