The gift of life is the central theme of today’s liturgy. Faith is required to appreciate and accept this treasure. In today’s Gospel, Jesus heals the daughter of the synagogue leader and the woman who touches his tunic in the midst of the crowds. The faith of those who are healed is contrasted with the human “logic” of the disciples: “You see how the crowd is pressing upon you, and yet you ask, ‘Who touched me?’” (Mark 5:31); “Your daughter has died; why trouble the teacher any longer?” (Mark 5:35). These statements reflect a lack of hope, instead of the faith that comes from an encounter with Jesus Christ, the Lord of death and life. It is important for us to hear and reflect upon the word proclaimed today with a deep faith and an ardent desire to live in the Lord! The Gospel narrative is complemented by a passage from the Book of Wisdom that proclaims that God does not want us to die. Rather, he wants us to live in his love and generosity. These texts not only refer to physical death, but to the type of death of those who, though baptized Christians, have not yet encountered and recognized the power of Jesus Christ in the Church. This message requires the attention of the entire liturgical assembly, and may also be used as a discussion topic for ministers outside of Sunday worship (in youth groups especially!). What does it mean to die? What does it mean to be embraced by the love and gift of Jesus, the Lord, even in death?
-Saul Oñate, DRE
XIII Domingo Ordinario
El tesoro de la vida es el tema central de la liturgia de hoy. Para apreciar y aceptar este tesoro, sin embargo, se necesita la fe. El Evangelio presenta a Jesús sanando a la mujer que le toca la túnica en medio de la muchedumbre que lo acosa y a la hija del líder de la sinagoga. Ante la fe de ambos personajes, el Evangelio nos presenta también la “lógica” humana que, como siempre, surge de la reacción de sus discípulos: “Con tanta gente, ¿cómo vamos a saber quién te tocó la túnica?” (Marcos 5, 31); “La niña ya murió; no molestes al Maestro” (Marcos 5, 35). Estas expresiones presentan una realidad sin esperanza, ante la fe en Jesucristo como Señor de la vida y de la muerte. Por ello es importante que escuchemos y reflexionemos sobre las lecturas de hoy con una fe ardiente y un deseo constante de vivir en el Señor. La narración del Evangelio se complementa con el texto de la primera lectura, que nos hace recordar que Dios no quiere la muerte para nosotros, sino que vivamos en su amor y su generosidad. Los textos no se refieren a la muerte física solamente, sino a la muerte que sufren aquellos que, aunque bautizados, experimentan una falta de fe y les falta encontrarse con Cristo en la Iglesia. A la vez que este tema se proclama en la liturgia dominical, es importante que sirva como punto de partida para un diálogo entre los diversos ministerios de la comunidad más allá del domingo, especialmente entre los jóvenes: ¿Qué significa morir estando vivo, o vivir rescatado por el amor y el regalo de Jesús, el Señor aunque uno muera?