The time was 1981. The family had fairly recently moved from Santa Fe, New Mexico, and were in search of a parish or more specifically a parish where we could celebrate our Catholic faith. We had settled in Douglasville to be close to family and while we had found a church we had not found the community for which we had been looking. Oddly enough my Baptist father-in-law suggested a small Catholic church in Fairbum as a possibility.
St. Matthew's was a fairly new parish manned by the LaSalettes. At the time I had never heard of the LaSalettes and didn't know where Fairburn was but we were motivated to find a parish and so we found Fairburn on the map and we decided to visit the next week. For those new to St. Matthew in the last 20 years, this was when St. Matthew occupied the funeral home in Fairburn with Mass held in the chapel which seated maybe 300 people. Upon entering the sanctuary, we were identified as "newcomers" and warmly greeted individually. We were pretty sure we had found "home". The LaSalette pastor, Fr. Flaherty, provided addi-tional reinforcement as a true "man of the cloth" interested in our spiritual journey as opposed to our economic potential. How-ever, all did not go smoothly!
Some background information. While my father-in-law was Bap-tist, my mother-in-law was Catholic, a devout Catholic. My wife inherited her fierceness of faith and also inherited all of my mother-in-law's idiosyncrasies, as it pertains to her faith. Specifi-cally, she lived in dire fear that they would run out of hosts be-fore she got to the front of the communion line. Consequently, she was conditioned to be one of the early entrants to the com-munion line. To complete the scene, we were seated on the right side of the chapel about halfway towards the front and remem-ber this is our first Mass at a new church. So we wait the required three nanoseconds and seeing no other people start to commun-ion we rise, head to the center aisle and start toward the altar. It should be noted that at that time the communion procession started at the left front pew and was initiated by the Hospitality Minister.
Again, for those of you new to St. Matthews, Bob and Santa Grant were the designated Hospitality Ministers. They were small in stature but completely committed to the proper performance of their ministry and ensuring that all of the required protocols were followed. 1 have a vivid memory of Santa sprinting down the aisle to intercept those of us who dared to deviate from es-tablished procedures. Our behavior corrected, communion pro-ceeded in an orderly manner and in accordance with local tradi-tion.
As I reflect on our nearly 40 years at St. Matthews I like to think that Santa Grant helped to inspire our commitment to and in-volvement in ministry at St. Matthew. I went on to become a Eucharistic Minister and Carol became part of the Folk Group. Of course, it should be noted that the Eucharistic Ministers are the very first parishioners to receive communion followed closely by the Folk Group. Coincidence? Maybe! Or just maybe it's thanks to Santa Grant with honorable mention to my mother-in-law.
- Writtten by Bill Thornton
Historia del 40 Aniversario
El tiempo era 1981. La familia se había mudado recientemente de Santa Fe, Nuevo México, y buscaba una parroquia o más específica-mente una parroquia donde pudiéramos celebrar nuestra fe católi-ca. Nos habíamos establecido en Douglasville para estar cerca de la familia y, aunque habíamos encontrado una iglesia, no habíamos encontrado la comunidad que buscábamos. Curiosamente, mi suegro bautista sugirió una pequeña iglesia católica en Fairbum como una posibilidad.
San Mateo era una parroquia bastante nueva tripulada por los LaSalettes. En ese momento nunca había oído hablar de los LaSalettes y no sabía dónde estaba Fairburn, pero nos motivaron a encontrar una parroquia, por lo que encontramos a Fairburn en el mapa y decidimos visitar la siguiente semana. Para aquellos nuevos en San Mateo en los últimos 20 años, esto fue cuando San Mateo ocupó la funeraria en Fairburn con una misa en la capilla donde se sentaron unas 300 personas. Al ingresar al santuario, nos identifica-ron como "recién llegados" y nos saludaron calurosamente de manera individual. Estábamos bastante seguros de que habíamos encontrado "hogar". El pastor LaSalette, el p. Flaherty, proporcionó un refuerzo adicional como un verdadero "hombre de la tela" in-teresado en nuestro viaje espiritual en oposición a nuestro poten-cial económico. Sin embargo, todo salió bien!
Alguna información de fondo. Mientras mi suegro era bautista, mi suegra era católica, una devota católica. Mi esposa heredó su fiereza de fe y también heredó todas las idiosincrasias de mi suegra, en lo que respecta a su fe. Específicamente, ella vivía con el temor de que se quedaran sin anfitriones antes de llegar al frente de la línea de la comunión. En consecuencia, estaba condicionada a ser una de las primeras en ingresar a la línea de la comunión. Para completar la escena, estábamos sentados en el lado derecho de la capilla a mitad de camino hacia el frente y recordamos que esta es nuestra primera misa en una nueva iglesia. Así que esperamos los tres nanosegundos requeridos y, al no ver que otras personas empiecen a la comunión, nos levantamos, nos dirigimos al pasillo central y nos dirigimos hacia el altar. Cabe señalar que en ese mo-mento la procesión de la comunión comenzó en el banco de la izquierda y fue iniciada por el Ministro de Hospitalidad.
Nuevamente, para aquellos de ustedes nuevos en San Mateo, Bob y Santa Grant fueron los Ministros de Hospitalidad designados. Tenían poca estatura pero estaban completamente comprometidos con el desempeño adecuado de su ministerio y se aseguraban de que se cumplieran todos los protocolos requeridos. Tengo un vívido recuerdo de Papá Noel corriendo por el pasillo para interceptar a aquellos de nosotros que nos atrevimos a desviarnos de los pro-cedimientos establecidos. Nuestro comportamiento corregido, la comunión procedió de una manera ordenada y de acuerdo con la tradición local.
Al reflexionar sobre nuestros casi 40 años en St. Matthews, me gusta pensar que Santa Grant ayudó a inspirar nuestro compromiso y participación en el ministerio en St. Matthew. Pasé a ser ministro de la Eucaristía y Carol se convirtió en parte del Grupo de Folk. Por supuesto, cabe señalar que los ministros de la Eucaristía son los primeros feligreses en recibir la comunión, seguidos de cerca por el Grupo de Folk. ¿Coincidencia? ¡Tal vez! O tal vez sea gracias a Santa Grant con una mención honorífica a mi suegra.
- Escrito por Bill Thornton